A su triple ironía y
buen gusto yo le antepongo la cruda realidad.
Autor: Ricardo
Garavito DNI 23.968798
“ …Hice el amor con una muchacha punk. Decir: hice el amor” es un decir, porque el amor ya estaba hecho antes de mi llegada
a Londres y aquello que ella y yo hicimos, ese montón de cosas que hicimos ella
y yo, no eran el amor y ni siquiera –me atrevería a demostrarlo- eran un amor:
eran eso y sólo eso eran. Lo que interesa en esta historia es que la muchacha
punk y yo nos “acostamos juntos”. Otro decir, porque todo habría sido igual si
no hubiéramos renunciado a nuestra posición bípeda, integrando eso -¿el amor?-
al hábitat de los sueños: la horizontal, la oscuridad del cuarto, la oscuridad
del interior de nuestros cuerpos, eso. Primera decepción del lector:…soy
varón.”
Fogwill (Muchacha Punk)
“El arte –pienso- debe
testimoniar la realidad, para no convertirse en una torpe forma de onanismo, ya
que las hay mejores…”
Fogwill (Muchacha Punk)
Hace mucho que no hay
fluidez y naturalidad en la vida cultural, política, laboral y social de
nuestro pedazo del mundo. Al definir a las responsabilidades y responsables de
este padecer uno incomoda a gente obtusa que se siente cómoda ejerciendo un
poder y poderío vulgar.
También es cierto que las únicas mujeres que
me logran “calentar”, las que definitivamente me hacen hervir las venas del
instrumento del amor y de la carne que sabe odiar, son mujeres que hacen
política y ejercen ideología. Es muy probable que eso tenga que ver con que la
violencia ante la cual no sabe responder el pueblo es esa donde se lo cojen
siempre los mismos que juegan a lo mismo.
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